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09/04/2018 CMUC Admin

La terapia de presión negativa aplicada a la curación de heridas es una tecnología no invasiva que favorece la cicatrización. El objetivo de esta terapia es conseguir un gradiente de presión que disminuye desde que sale de la bomba generadora de la presión hasta que llega a la herida.

Una de sus ventajas es su fácil manejo en pacientes ambulatorios y terapia domiciliaria adecuando el sistema empleado en función de las necesidades del paciente y las particularidades de la úlcera. El bote de capacidad de 150 ml y un peso de tan solo 250 g es ideal para proporcionar TPN, discreto y compatible con el estilo de vida. (Pincha aquí para ver más información sobre el Venturi Mino Sistema de presión negativa 150 ml. en Parafarmic).

Frente a la cura convencional requiere menor número de curas y mayor confort para el paciente, reduciéndose las fugas de exudado y la maceración periulceral. La acción del dispositivo elimina el exceso de exudado de manera continua y limpia eficazmente el lecho de la herida.

Los beneficios de la terapia de presión negativa se obtienen gracias a dos mecanismos básicos: control del exudado y estimulación local mecánica de la herida.

La presión puede ser aplicada de manera continua. Moviéndonos en presiones de tratamiento entre 80 o 120 mmHg. Y en casos de heridas muy contaminadas o infectadas, con abundancia de detritus, o elevado riesgo de contaminación por cercanía a zonas sucias, contamos con la posibilidad de realizar irrigaciones del lecho con sustancias antisépticas, soluciones limpiadoras o antibióticos.

Varón de 38 años, con úlcera postraumática con amputación a nivel de tobillo izquierdo después de accidente de coche por aplastamiento por atropello a caballo.

Se produce herida necrosada que tienen que desbridar 2 veces en el hospital y nos lo derivan a consulta al alta hospitalaria con dos úlceras:

  • Cara superior del muñón
  • Cara inferior del muñón

Recibiendo tratamiento adecuado en función de antibiograma, tratamiento antibiótico que todavía se mantiene al inicio de la TPN domiciliaria.

Anteriormente el paciente recibía curas diarias y desbridamiento en su hospital de referencia. Donde se le ofrece realizar amputación a nivel de muslo para poder poner prótesis.

Procedemos al lavado exhaustivo con solución antimicrobiana retirando restos de la cura anterior y posteriormente colocamos fomento de solución electrolizada antiséptica a base de ácido hipocloroso, durante 10 minutos.

El primer cambio de cura se efectúa a los 4 días y las siguientes cada 6-7 días, si no hay perdidas de vacío u otras incidencias que impliquen retocar el sellado o la renovación de la gasa.

En el primer cambio ya se objetiva una elevación importante del tejido y cómo las zonas de esfacelo se van limpiando y ya apareciendo zonas de granulación y disminución del tamaño de la herida.

Un aspecto muy importante a tener en cuenta es mantener la integridad del tejido periulceral pues en contacto con la gasa y el exudado existe el riesgo de que sufra maceración. Este posible riesgo se subsana con la aplicación de películas barrera, film trasparente malla de poliamida recubierta de plata o polihexanida. A los 10 días, la reducción de tamaño ya es significativa, y mejora de toda la piel perilesional.

A los 45 días la herida esta totalmente cerrada y ya se puede poner una prótesis tibial, dándole al paciente más independencia y que realice su vida con normalidad como lo hacía con anterioridad al accidente.

Conclusión:

El uso de sistemas de terapia de presión negativa en el manejo de heridas complejas nos parece un método fiable, eficaz y rápido para lograr una adecuada evolución de las mismas. Este sistema supone un ahorro en tiempo del profesional y menor gasto en material de curas. Dicho sistema minimiza el riesgo de maceración periulceral en heridas muy exudativas y reduce el riesgo de infección, incluso en localizaciones de riesgo como la del presente artículo. El empleo de dicha terapia MINO por su tamaño y peso es muy adecuada ya que permite al usuario puede permanecer en su domicilio todo el período que dure la recuperación de la lesión e incluso salir a la calle.

 

BIBLIOGRAFÍA:

– Venturi ML, et al. Mechanisms and clinical applications of the vacuum-assisted closure (VAC). Am J Clin Dermatol. 2005;6(3):185-94.

– Campbell PE, Smith GS, Smith JM. Retrospective clinical evaluation of gauze-based Negative Pressure Wound Therapy. Wound Management, Smith & Nephew Inc., Largo, FL 33773, USA. International Wound Journal. 2008 Jun; 5(2):280-6.

– Buendia Pérez, J. et al. Tratamiento de heridas complejas con terapia de presión negativa: Experiencia en los últimos 6 años en la Clínica Universitaria de Navarra, Pamplona (España). Cir. plást. iberolatinoam. [online]. 2011, vol.37, suppl.1 [citado  2018-02-23], pp.S65-S71. ISSN 1989-205